lunes, 20 de agosto de 2012

Ser honesto es lo que cuenta

Hoy quiero hacer un reflexión personal, por algunos temas de los que me he enterado, otros que he leído y algunos de los que he sido testigo personalmente. Y se trata de cuán honestos somos con nosotros mismos.
Ser honesto no es solamente no robar, no decir mentiras, ni jurar santos nombres en vano. Es vivir con unos principios y valores, es ejercer la transparencia, establecer como mínimo relaciones sanas con todos los seres humanos, hacer todo el bien que esté a nuestro alcance pero no por el temor al castigo divino, sino porque así hay que vivir; no permitir que un fajo de billetes le hagan perder la cabeza y el corazón y hacer todo lo mejor posible, sin dañar a otros.
He visto gente a mi alrededor mudando de piel literalmente, o volviéndose serviles y hasta esclavos, por ganarse un reconocimiento o una amistad que existe solo en el mundo de las conveniencias. También personas que viven en un mundo de mentiras que sólo pueden alimentar a través de unos gigantescos egos, que como sombras los acompañan en cada uno de sus pasos, pero que cuando hay luz ya no se ven.
"Esos mismos que hoy te halagan y te adoran, no te daban ni la hora de un triste reloj", cantaban en Santander unos jóvenes del grupo Éxodo en los años 80, en una canción que se llamaba 'Exito'.
Esa honestidad con uno mismo, es la que le permite a quienes la practican, dormir plácidamente todos los días, realizar un trabajo digno con el cual llenar la nevera y hacer sus proyectos particulares y familiares, tener espacio para ser feliz, sin que esto dependa de cuán amigo o cercano se es de quien ostenta un poder, que como el agua de los ríos, pasa.

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