lunes, 12 de noviembre de 2012

Falta un 'pitico' al turismo en Colombia

Estuve este puente en Villa de Leyva, hermosísima Villa de Leyva, en el departamento de Boyacá. Tiene una magia especial el sitio; el clima es maravilloso, los paisajes 'lunares' incomparables y mucho turismo.
Es de los pocos poblados que permanecen desde la época de la colonia que están bien preservados y que ofrecen variadas opciones para pasar unos buenos días de descanso. Estuvimos en el desierto de la Candelaria, también un mágico e histórico lugar para conocer las costumbres algo extrañas de los hombres que desde el siglo XV se dedican a la contemplación y la oración, y que gracias a Dios, por lo menos no es obligatorio que se maltraten para agradar al ser supremo.
A propósito, ¿porqué los domingos cerrarán algunos de los lugares insignia que pueden visitar los turistas? Extraña forma de promocionarse.
Ráquira también tiene mucho encanto, su artesanía es única aunque cada vez se mezcla más con baratijas traídas desde la China en gigantescos contenedores de todo a $1000.
Pero usted sale de esa zona preservada y no encuentra ningún tipo de orden lógico al negocio del turismo. Las mismas tiendas con los mismos alimentos de bolsa, panes viejos, baños malucos, ninguna artesanía del lugar, nada que diga que usted está pasando por una zona turística del país, una de las más importantes.
Haciendo ese viaje me pregunté qué va a pasar con los 47 municipios inscritos en el programa de Paisaje Cutlural Cafetero de la Unesco. ¿Qué van a mostrar? ¿Qué arte culinario van a ofrecer? ¿Cuáles artesanías? ¿Qué lugares arquitectónicos quedarán preservados y cuál historia van a contar los guías turísticos?
Ahora es cuando empieza el reto para la región cafetera.
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Un comentario al margen; ¿porqué será que la gente no hace su trabajo correctamente? Visitamos la granja de avestruces cuyo logo tiene demasiadas similitudes con el de Panaca. ¿Desconciértalos y vencerás?

miércoles, 10 de octubre de 2012

La generación PonyMalta y Milo


Tiene muy pocos seguidores en twitter @PonyMalta_ (2522 al momento de escribir esta nota) y no encontré el perfil de la bebida Milo en twitter, (Milo te da energía, la meta la pones tú) para lo que significan para una gran generación de colombianos como usted o como yo.

Mis primeros recuerdos de esas bebidas, sobre todo de la Pony Malta, tienen que ver con los viajes que hacíamos con la familia a un pueblo de Santander llamado Los Santos, donde el día domingo, los señores del campo tomaban cerveza, mientras los niños y sus madres se refrescaban con una Pony caliente o fría, eso no era importante.
Y era dulce con dulce, porque el manjar que se ofrecía en la tienda de la tía Graciela y su esposo Martín, consistía en la Pony con brazo de reina (los santandereanos entienden), algo imposible de tragar a esta edad en la que estamos cuidando la línea, el colesterol, los triglicéridos y el azúcar.
Pero en ese momento sabía a gloria.
Creo, al contrario que los adoradores del licor de varios grados de alcohol, que la bebida nacional es la pony. Mis sobrinos que ya están en la edad caquita (la adolescencia) no la sugieren, la ordenan en el mercado que hacen sus padres. Y si no están haciendo el oso tomando 'guaro' con los amigos para sus primeras experiencias de grandes, todos los chicos y chicas de esas edades están con una botellita de la popular bebida en la mano.
Y lo del Milo es cosa seria. Hay que servírselos al desayuno y a la comida, como para los de otras edades hay que hacer café o chocolate. Es infaltable. Y ya viene light para quienes como yo lo echan en el mercado y le dicen a la cajera que es para los niños que hay en casa (en mi caso, son cachorros pero del grupo de los canes).
Esas dos bebidas, parece que nos siguen acercando a esos tiempos de niñez y adolescencia, como esos sabores y olores inolvidables para los colombianos. Hay que perder la pena, la próxima vez diga con dignidad que todavía las toman, así a alguien le parezca frondio o pasado de tiempo de cédula.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El próximo amenazado

Estaba en el salón de belleza y a pesar de que allí sólo se habla de cosas intrascendentes con cara de transcendencia, por el gorro que tenía puesto para 'fijar' el tinte, escuché la terrible sentencia: ¿quién será el amenazado de hoy?
Regresé mentalmente a los años 90, cuando los que superamos el cuarto piso vimos cómo el país cayó en manos de la guerrilla, que controlaba hasta nuestros más mínimos movimientos, impidiendo siquiera que saliéramos de las ciudades, obvio los que vivíamos en ciudades intermedias, no en Bogotá, allí nunca se enteraron del conflicto, sólo lo estudiaban y pontificaban sobre lo que ocurría en sitios como Santander, Antioquia, la Costa Caribe y los antiguos territorios nacionales.
(A propósito, de allí surgieron unos súper expertos en el conflicto, que hoy deben estar felices porque volvieron a ser importantes).
En fin, volvamos a donde Asdrus, que es como se llama el salón de belleza donde hacen lo posible por 'arreglarme'.
Puse mucha atención a la conversación, esperando que aparecieran las temidas palabras; Farc, Eln, rescate, secuestro, atentado, amenazas, extorsión, 'pesca milagrosa', etc., que fueron las palabras más utilizadas por los colombianos durante más de 20 años.
Pensé que, obviamente como el Presidente Juan Manuel Santos había anunciado el comienzo de otra etapa de negociación política con la guerrilla, iban a comenzar a darse todas aquellas cosas que sufrimos en el Caguán, con Tlaxcala, Maguncia, etc., y que nada hace pensar que las cosas cambien ahora con el aterrizaje forzoso de los diálogos en La Habana.
También ya iba a sugerirles con quién negociar los secuestros (muchos políticos de alto y bajo perfil de enriquecieron a costa de ello), a qué académico dirigirse para que le pasara la voz preguntando por la suerte de un secuestrado a un 'compa', o hasta les iba a decir que comenzaran por aprenderse el diccionario básico de la confrontación o de nuestro conflicto interno (en próximo blog), para que no fueran mal vistas por quienes ahora comienzan a apropiarse de esos temas. Ya empezaron a salir en los medios.
Pero ¡qué ironía! Nada de lo que cruzó por mi cabeza en segundos hacía parte de la conversación de mis vecinos. Ellos estaban hablando de algo también muy violento, chapucero, poco educativo, que promueve antivalores, la serie "Protagonistas de Novela", y clamaban al cielo porque no sacaran a Manuela Andrea o Sebastián, que no tienen nada qué ver con ningún frente guerrillero, ni están pagando en los Estados Unidos una pena de 60 años de cárcel, como uno de los negociadores que sentaron las Farc a la mesa con el GobiernoSantos.
Uf!!! Qué descanso. ¿O no?

martes, 28 de agosto de 2012

'Damas' de compañía en Panamá

Son colombianas la gran mayoría. Permanecen en los bares aledaños a los hoteles donde se alojan extranjeros, principalmente estadounidenses y europeos. Tienen quién las maneje. A algunas es imposible creerles la historia de que les quitan los pasaportes y las ponen a vivir maluco. Vi a muchas mujeres maduras que lo que hacen, lo hacen por gusto y por ganarse los dólares de esa particular forma.
Son las prostitutas colombianas en Panamá. Muy famosas ya. Saben dónde buscarlas, negocian bien sus servicios, según me dicen.
No me voy a detener en la discusión moralista sobre el ejercicio de la prostitución. Esa se las dejo a otros. Quiero mencionar algo por lo que me van a llover rayos y centellas, pero es absolutamente evidente.
Estuve en varios restaurantes 'cachetudos' de ciudad de Panamá y en algunas mesas había extranjeros acompañados por tres o cuatro 'chicas' colombianas de compañía. Me dediqué a estudiarlas, y llegué a la conclusión de que hasta para ser puta hay que tener estilo-.
Las damas de compañía de estos personajes, la gran mayoría trabajadores de multinacionales, sólo hablan entre ellas, comen mal, no hablan inglés, ni ningún otro idioma distinto a su 'colombiano' y en dos de las conversaciones de los gringos descubrí que les habían contado historias poco creíbles sobre su procedencia y porqué estaban en lo que estaban.
Me revelaron también que manejan calles enteras. Las de las ventas de habanos, son de ellas. Las que salen solo los fines de semana salen muy bien ataviadas, mostrando lo suficiente para llamar la atención de los extranjeros en busca de aventura latina.
De manera que no hay de qué escandalizarse. Lo mínimo, recomendarle a estas compañeras de paso de quienes les dan sus dólares por una noche, que no pongan los codos sobre la mesa, ni hablen con la boca llena. Bastante tenemos ya con saber que el negocio de la prostitución en ciudad de Panamá es de colombianas, como para agregarle que ni siquiera saben comportarse correctamente.

viernes, 24 de agosto de 2012

¿Se pifió el Dr. Galán?


Ayer escuché en la radio, una noticia de esas que suelen 'vender' como explosiva, porque involucra supuestos actos de corrupción, de esos que tanto nos gustan en los medios. El problema es cuando esas supuestas denuncias se vuelven pompas de jabón.
Decía la información, de boca del secretario por la Transparencia, Carlos Fernando Galán, que en 10 años, en Buenaventura no se hicieron unas obras contratadas para el sistema de acueducto y alcantarillado, en los que sólo falta desembolsar el 1%, pero que el "avance físico es del cero por ciento".
Dice la cadena radial,  que "Fuentes del organismo indicaron a Caracol Radio que varios de esos contratos habrían sido adjudicados a la empresa del reconocido contratista William Vélez".
El vocero legal del empresario paisa Vélez, respondió que ni siquiera desarrollan contratos en Buenaventura, y que el secretario Galán debería informarse antes de hacer los señalamientos. 
Tiene razón.
Cuando el medio cita "fuentes del organismo" es de presumir que se refieren al mismo Dr. Galán, y de ahí viene la pifia. Si algo le enseñan a uno los años de ejercicio del periodismo, es que lo mínimo con que se tiene que contar es con todas las pruebas. En estos casos, no tener el documento que certifique lo que se está diciendo hace que todo termine en ruido, y lo peor, en unas imputaciones que pueden traer graves problemas para quien las emite, en este caso el medio y el funcionario. Lanzar esas bombas al aire, contra un grupo de empresas que tiene 50 años de actividades en el país, con críticas más por las amistades personales y políticas de William Vélez  que por actos de corrupción (uno escoge los amigos, no a los enemigos), es un asunto del que no tuvo mucho cuidado el secretario.
Ahora bien, si esas son las denuncias que está haciendo el secretario Galán, no habrá que esperar mucho de su desempeño. Me pregunto cómo va a corregir ese embrollo, porque él sabe por experiencia propia, que no se puede jugar con la honra de la gente y que el activo más preciado de los individuos es su credibilidad. 
Es hijo de Luis Carlos Galán, un personaje que combatió  la corrupción política, y que fue severo hasta con sus propios seguidores en ese asunto. Pero cuyo nombre también quisieron enlodar en su momento, asuntos de los cuales salió airoso, para bien de la preservación de su nombre.
En la cartilla de 'coquito' de las investigaciones, lo primero que aparece es "verifica", cosa que parecen no haber hecho Galán, ni el medio que transmitió la información.
Pero en este caso la 'pifia' fue mayúscula. Faltó rigor y una mínima confirmación. El secretario Galán no puede hacer acusaciones de tal índole basado en 'el correo de las brujas'.


lunes, 20 de agosto de 2012

Ser honesto es lo que cuenta

Hoy quiero hacer un reflexión personal, por algunos temas de los que me he enterado, otros que he leído y algunos de los que he sido testigo personalmente. Y se trata de cuán honestos somos con nosotros mismos.
Ser honesto no es solamente no robar, no decir mentiras, ni jurar santos nombres en vano. Es vivir con unos principios y valores, es ejercer la transparencia, establecer como mínimo relaciones sanas con todos los seres humanos, hacer todo el bien que esté a nuestro alcance pero no por el temor al castigo divino, sino porque así hay que vivir; no permitir que un fajo de billetes le hagan perder la cabeza y el corazón y hacer todo lo mejor posible, sin dañar a otros.
He visto gente a mi alrededor mudando de piel literalmente, o volviéndose serviles y hasta esclavos, por ganarse un reconocimiento o una amistad que existe solo en el mundo de las conveniencias. También personas que viven en un mundo de mentiras que sólo pueden alimentar a través de unos gigantescos egos, que como sombras los acompañan en cada uno de sus pasos, pero que cuando hay luz ya no se ven.
"Esos mismos que hoy te halagan y te adoran, no te daban ni la hora de un triste reloj", cantaban en Santander unos jóvenes del grupo Éxodo en los años 80, en una canción que se llamaba 'Exito'.
Esa honestidad con uno mismo, es la que le permite a quienes la practican, dormir plácidamente todos los días, realizar un trabajo digno con el cual llenar la nevera y hacer sus proyectos particulares y familiares, tener espacio para ser feliz, sin que esto dependa de cuán amigo o cercano se es de quien ostenta un poder, que como el agua de los ríos, pasa.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Conversaciones de taxi

Un señor taxista, que había vivido más de 20 años en los Estados Unidos, me enseñó nuevamente el valor de hacerse cargo de uno mismo, sin esperar que alguien lo haga. Me contó que donde vive, la comunidad llevaba varios años quejándose por dos tremendos huecos en la calle, que nadie (por supuesto la Alcaldía) había querido tapar.
Los huecos provocaban daños en los carros (incluídos sus taxis) y ruido que los despertaba en horas de sueño.
Así que mi amigo taxista compró los materiales para arreglar los huecos (no le costaron más de $30 mil) y una noche se puso manos a la obra para arreglar el desperfecto. La gran mayoría de sus vecinos agradeció el gesto, aunque relata que hubo quienes lo criticaron por hacer algo que no le tocaba, así los huecos siguieran causando estragos.
Él solucionó un problema sin hacer ruido. Me dice que esa es la diferencia con países como los Estados Unidos donde él vivió, allí la gente, dice, tiene mentalidad de rico, que todo debe ser perfecto y si tienen que ponerse manos a la obra lo hacen, sin esperar a que alguien -el gobierno, por supuesto- les arregle todos sus problemas.
Acto seguido me relató cómo en casa de una de sus hermanas, había unas sillas dañadas hacía varios meses, sin que su volantón sobrino se interesara por pararse de su sillón, donde ve televisión, para arreglarlas. Él las arregló, le costó $7 mil pesos una solución fijadora para que no se siguieran averiando. El sobrino, como era de esperar sólo atinó a decir, ahh bueno, cuando vió el arreglo.
Regresó a Colombia con una mano adelante y otra atrás, ya tiene tres taxis y trata de proveerse en la medida de sus posibilidades una vida digna, haciéndose cargo de sus asuntos y sin esperar que una mano divina arregle lo que está a su alrededor. Sería una ayuda gigante, pero mientras tanto, a cada ser humano le toca hacer lo posible por estar mejor. Él lo está haciendo.
Gracias amigo por la enseñanza.