Nada es lo que parece

Mi novio me hizo caer en cuenta recientemente, de cómo él se había formado una idea distintísima de Bucaramanga, a raíz de lo que yo le narraba. Es decir, sacando pecho yo hablaba de una ciudad educada, ordenada, cívica, donde las cosas parecían funcionar de manera correcta "porque aquí sí nos preocupamos porque todo esté en orden".
Bueno, tuve que tragarme mis palabras (fue una tarea ardua de convicción de cinco años), una vez él pasó más de un día en la capital santandereana y la recorrió.
Suciedad, desorden (de todo tipo), falta de civismo, una ciudad partida en dos por un sistema de transporte masivo que no se usa, etc. Para qué les digo más.
Yo lo tenía convencido a punta de desayunos del 'viejo chiflas' y almuerzos de Mercagan que esta era la sucursal del paraíso, pero comenzó a hacerme preguntas como porqué el trancón hacia Florida no tenía solución; cada cuánto recogían las basuras de las calles (por el evidente desaseo de la ciudad); de dónde habrán venido quienes atienden al público (es cierto que somos algo serios los santandereanos, pero ahora parece que no nos gusta vender ni que nadie se nos acerque) y porqué se parece a la Costa Caribe la forma en que se hace política ahora en Santander.
Preferí el silencio a tener que comenzar a dar unas explicaciones poco convincentes de porqué se p.... una tierra que lo tenía todo para ser el mejor vividero del país.