domingo, 9 de septiembre de 2012

El próximo amenazado

Estaba en el salón de belleza y a pesar de que allí sólo se habla de cosas intrascendentes con cara de transcendencia, por el gorro que tenía puesto para 'fijar' el tinte, escuché la terrible sentencia: ¿quién será el amenazado de hoy?
Regresé mentalmente a los años 90, cuando los que superamos el cuarto piso vimos cómo el país cayó en manos de la guerrilla, que controlaba hasta nuestros más mínimos movimientos, impidiendo siquiera que saliéramos de las ciudades, obvio los que vivíamos en ciudades intermedias, no en Bogotá, allí nunca se enteraron del conflicto, sólo lo estudiaban y pontificaban sobre lo que ocurría en sitios como Santander, Antioquia, la Costa Caribe y los antiguos territorios nacionales.
(A propósito, de allí surgieron unos súper expertos en el conflicto, que hoy deben estar felices porque volvieron a ser importantes).
En fin, volvamos a donde Asdrus, que es como se llama el salón de belleza donde hacen lo posible por 'arreglarme'.
Puse mucha atención a la conversación, esperando que aparecieran las temidas palabras; Farc, Eln, rescate, secuestro, atentado, amenazas, extorsión, 'pesca milagrosa', etc., que fueron las palabras más utilizadas por los colombianos durante más de 20 años.
Pensé que, obviamente como el Presidente Juan Manuel Santos había anunciado el comienzo de otra etapa de negociación política con la guerrilla, iban a comenzar a darse todas aquellas cosas que sufrimos en el Caguán, con Tlaxcala, Maguncia, etc., y que nada hace pensar que las cosas cambien ahora con el aterrizaje forzoso de los diálogos en La Habana.
También ya iba a sugerirles con quién negociar los secuestros (muchos políticos de alto y bajo perfil de enriquecieron a costa de ello), a qué académico dirigirse para que le pasara la voz preguntando por la suerte de un secuestrado a un 'compa', o hasta les iba a decir que comenzaran por aprenderse el diccionario básico de la confrontación o de nuestro conflicto interno (en próximo blog), para que no fueran mal vistas por quienes ahora comienzan a apropiarse de esos temas. Ya empezaron a salir en los medios.
Pero ¡qué ironía! Nada de lo que cruzó por mi cabeza en segundos hacía parte de la conversación de mis vecinos. Ellos estaban hablando de algo también muy violento, chapucero, poco educativo, que promueve antivalores, la serie "Protagonistas de Novela", y clamaban al cielo porque no sacaran a Manuela Andrea o Sebastián, que no tienen nada qué ver con ningún frente guerrillero, ni están pagando en los Estados Unidos una pena de 60 años de cárcel, como uno de los negociadores que sentaron las Farc a la mesa con el GobiernoSantos.
Uf!!! Qué descanso. ¿O no?

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